Yo Soy el pan de Vida

En el evangelio de este domingo 21 de Agosto, el evangelista Juan ofrece una conversación de Jesús con los judíos. Yo soy el pan de vida. El Padre Robert Simon lo resumía afirmando que al comer de su carne y beber de su sangre nos acercarnos al Señor, y mas aún: el que lo hace ya vive en Él y tiene vida eterna.
Tomo unas reflexiones de José Antonio Pagoda
La incredulidad empieza a brotar en nosotros desde el mismo momento en que empezamos a organizar nuestra vida de espaldas a Dios. Así de sencillo. Dios va quedando ahí como algo poco importante que es fácil arrinconar en algún lugar olvidado de nuestra vida. Es fácil entonces vivir «pasando de Dios».
Quizás sea ésta nuestra mayor tragedia. Estamos arrojando a Dios de nuestro corazón. Nos resistimos a escuchar su llamada. Nos ocultamos a su mirada amorosa. Preferimos «otros dioses» con quienes vivir de manera más cómoda y menos responsable.
Sin embargo, sin Dios en el corazón, quedamos como perdidos. Ya no sabemos de dónde venimos y hacia dónde vamos. No reconocemos qué es lo esencial y qué lo poco importante. Nos cansamos buscando seguridad y paz, pero nuestro corazón sigue inquieto e inseguro.
Se nos ha olvidado que la paz, la verdad y el amor se despiertan en nosotros cuando nos dejamos guiar por Dios. Todo cobra entonces nueva luz. Todo se empieza a ver de otra manera más amable y esperanzada.
Hace ya algunos años, el concilio Vaticano II hablaba de la «conciencia» como «el núcleo más secreto» del ser humano, el «sagrario» en el que la persona «se siente a solas con Dios», un espacio interior donde «la voz de Dios resuena en su recinto más íntimo». Bajar hasta el fondo de esta conciencia, escuchar los anhelos más nobles del corazón, es el camino más sencillo para escuchar a Dios. Quien escucha esa voz interior, se sentirá atraído hacia Jesús.
Y que mejor que para escuchar esa voz interior, que viene de una profunda relación con Dios por medio de la oración, que participar este sábado e un retiro especialmente diseñado para que cada uno individualmente logre descubrir la busqueda en la relación con Dios. Los esperamos a todos este sábado en el colegio en un retiro que ya empieza a anunciar la llegada de la primavera. Que esta primavera también nos haga florecer a nosotros mismos como mejores seguidores de Jesús.
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