La Familia: Ámbito de Amor

Estamos terminando la semana de la familia, pero no debemos pensar que sólo debemos dedicarle una semana. A la familia le debemos dedicar nuestra vida, y procurar en ella seguir los ideales que Jesús proclama en el evangelio Mc 10, 2-12. En este episodio, los fariseos ponen a prueba al Señor al preguntarle si es lícito el divorcio. Jesús nos recuerda que desde el principio, Dios hizo al hombre y la mujer una sóla carne.
Parece dura esta respuesta, en que pareciera que queda tan poco espacio para quienes se divorcian, a quienes se les dice que si se casan nuevamente comenten adulterio. Sin embargo, debemos entender que el amor de Dios es para todos, sin exclusiones; y sabemos que en la separación y el quiebre de una familia hay mucho dolor. El Señor no trata de evitar nuestro dolor, sino que lo padece junto a nosotros, y nos da valor para que lo padezcamos.
Nosotros no debemos juzgar, y el rol de cada uno de nosotros es acoger y acompañar. Sin embargo también es importante señalar que esta respuesta que da Jesús son ideales que debemos buscar alcanzar, y aún cuando las leyes de los hombres deban regular situaciones humanas, nunca debemos olvidar el ideal de Jesús.
En estos días de descanso, compartíamos junto a mi señora e hijos en la playa. Estaba hermoso, y había mucha gente disfrutando. Se vivía un ambiente muy grato, sin embargo nos causó tristeza descubrir que faltaban niños. Sí, habían muchas parejas de adultos jóvenes, pero de pronto nos dimos cuenta lo que dicen las encuestas. Cada vez existe menos compromiso, y parece que nos privilegiamos a nosotros mismos, nuestro MBA, nuestros viajes, nuestro alto estándar por sobre el compromiso con nuestros hijos. Días atrás revisaba unas proyecciones de Chile el 2010 y el 2020, y se ve un importante progreso en el ingreso per cápita. Sin embargo este bienvenido progreso viene explicado por dos factores: el crecimiento económico y la disminución en la tasa de natalidad. ¡Mas dividido por menos, es mucho mas! ¿Será esta la sociedad que queremos? ¿Será este el sueño de Dios?. Dios cree en nosotros. Dios cuenta con nosotros para hacer que este mundo sea todo lo que Él ha soñado que sea. Entonces, oremos para que nuestros hijos sepan que son miembros de una sóla familia, la familia humana, la familia de Dios, ¡mi familia!.
Parece dura esta respuesta, en que pareciera que queda tan poco espacio para quienes se divorcian, a quienes se les dice que si se casan nuevamente comenten adulterio. Sin embargo, debemos entender que el amor de Dios es para todos, sin exclusiones; y sabemos que en la separación y el quiebre de una familia hay mucho dolor. El Señor no trata de evitar nuestro dolor, sino que lo padece junto a nosotros, y nos da valor para que lo padezcamos.
Nosotros no debemos juzgar, y el rol de cada uno de nosotros es acoger y acompañar. Sin embargo también es importante señalar que esta respuesta que da Jesús son ideales que debemos buscar alcanzar, y aún cuando las leyes de los hombres deban regular situaciones humanas, nunca debemos olvidar el ideal de Jesús.
En estos días de descanso, compartíamos junto a mi señora e hijos en la playa. Estaba hermoso, y había mucha gente disfrutando. Se vivía un ambiente muy grato, sin embargo nos causó tristeza descubrir que faltaban niños. Sí, habían muchas parejas de adultos jóvenes, pero de pronto nos dimos cuenta lo que dicen las encuestas. Cada vez existe menos compromiso, y parece que nos privilegiamos a nosotros mismos, nuestro MBA, nuestros viajes, nuestro alto estándar por sobre el compromiso con nuestros hijos. Días atrás revisaba unas proyecciones de Chile el 2010 y el 2020, y se ve un importante progreso en el ingreso per cápita. Sin embargo este bienvenido progreso viene explicado por dos factores: el crecimiento económico y la disminución en la tasa de natalidad. ¡Mas dividido por menos, es mucho mas! ¿Será esta la sociedad que queremos? ¿Será este el sueño de Dios?. Dios cree en nosotros. Dios cuenta con nosotros para hacer que este mundo sea todo lo que Él ha soñado que sea. Entonces, oremos para que nuestros hijos sepan que son miembros de una sóla familia, la familia humana, la familia de Dios, ¡mi familia!.
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