domingo, noviembre 19

La Cruz, nuestra única Esperanza

En la misa dominical de este 19 de Noviembre, las lecturas nos hablan del fin del mundo. Muchas veces se han ocupado estos textos para asustar, pero el Padre Pepe Ahumada nos propone una visión distinta. Si bien es cierto que están escritos con un lenguaje apocalíptico, el propósito está lejos de este. El mensaje es un mensaje de Esperanza, que es que el Hijo del hombre vendrá.

En Vaticano II, un gran acierto fue reconocer los signos de los tiempos, pues a veces vemos el mundo a la deriva, como si Dios lo hubiera abandonado. Sin embargo Jesús está presente, y aún cuando vivamos tiempos difíciles, debemos esforzarnos en reconocer los signos de Dios en medio de nosotros. Es la esperanza, virtud teologal, lo que permitió a las primeras comunidades cristianas, en medio de persecusiones externas y adversidades internas, ver a Dios en sus vidas y comprender que Jesús no los había abandonado, pues Él siempre les regaló signos de su presencia.
Para la congregación de la Santa Cruz, las anclas aferradas a la cruz, son signos de esperanza. Fué el venerable Padre Basilio Moreau, fundador de nuestra congragación, quien las soñó y pensó, pues en su vida fueron sus propios hermanos los que pensaban que en algún momento había dejado a la congregación a la deriva. En ello Moreau también sufrió la cruz y al final de su vida pensó que la congregación y las obras de toda su vida se desmoronaban.
Vivimos en un mundo en que debemos ser signos de esperanza y de vida. Amar es nuestra misión, como lo dicen las Constituciones de la Santa Cruz (N° 8)...acompañar a los que viven la Cruz, sin perder nosotros mismos la esperanza. No hay humillación, ira, rutina que Él no pueda transformar. Sólo nos toca descubrir como la cruz puede ser llevada como un don.
(extraído de la prédica del Padre José Ahumada, CSC)